Vitamina E. Enemiga de los estrógenos
“Becoming aware of the real value of vitamin E will have far reaching implications in nutrition and medicine.
In determining criminal or civil legal responsibility, the concept «should have known» is recognized and used. In science, which is all about knowing, there is certainly a responsibility to be informed when the subject involves the life and health of millions of people. The science establishment of government and industry should be held responsible for the information it hides, destroys, or ignores for its own benefit. The US government has an agency for prosecuting research fraud, but the concept is applied so narrowly as to be meaningless, when deception has become the rule. And since it controls the court system, govenment agencies and their functionaries won’t be prosecuted, even when their crimes become well known.”
La ciencia está totalmente secuestrada por las garras del Estado.
Conforme vamos avanzando en estos momentos finales de este aciago periodo se hace evidente. Contra ello no se puede hacer nada, salvo esperar y denunciar quizá.
No hay manera de que se pueda revertir el control de los lobbies que ya están agarrados al poder como garrapatas. Para que estas desaparezcan debe darse una descomposición del cuerpo entero.
Los colegios profesionales se han convertido en apéndices del Estado. Es pues de esperar que estos incentiven el crecimiento del tamaño del anterior; pues dicha retroalimentación redunda en su propio beneficio.
Es más fácil consumir capital que acumularlo.
La mayoría de científicos que pululan por los pasillos gubernamentales han vendido su alma al diablo. Apoyan toda la doctrina que está destruyendo la propia salud de los pueblos; sobre todo occidentales.
En esta guerra que llevan a cabo los agentes del espíritu materialista igualitario y su Dios El Estado, la vitamina E viene a ser otra de las bajas a sumar en un listado ya de por sí muy extenso.
Vitamina E y Linus Pauling
Recuerdo hace años que estuve tomando cantidades considerables de vitamina E, junto con C, A y B. Aquello fue por seguir las directrices de Linus Pauling en “Cómo vivir más y sentirse mejor”.
En sus recomendaciones venía la de consumir unos 800ui de vitamina E al día. Según su opinión si no llegaba a los 100 años (murió a los 93) era por no haber empezado a tomar esta vitamina a una edad más temprana.
Pauling descubrió algo pero no supo ver más allá. Se dio cuenta que a dosis grandes de vitamina E se producía una mejora en el proceso de envejecimiento y que este se retardaba. Lo que no pudo ver fue el efecto antiestrogénico de la misma y el hecho de que esta combatía las perniciosas grasas poliinsaturadas.
Si mal no recuerdo, Pauling basaba parte de sus tesis en que en la antigüedad las gentes tomaban cantidades mayores de cualquier vitamina al ser los alimentos de antaño mucho mejores que los de ahora; los cuales habrían perdido la mayor parte de sus nutrientes.
Ya por los años 40 la industria del estrógeno tenía claro que la vitamina E se interponía en su camino. Había que eliminarla de en medio.
Una industria tan ventajosa, desde un punto de vista de costes, no podía dejarse ir tan fácil.
En aquellos años tanto la vitamina E como los estrógenos se estaban estudiando profundamente. La vitamina E se comprobó que era beneficiosa para la fertilidad masculina y femenina.
Vitamina E y estrógenos
Así mismo diferentes estudios encontraron que los estrógenos causaban infertilidad, exceso de coagulación en la sangre y muertes intrauterinas en animales.
Dos hermanos, Wilfred y Evan Shute empezaron a utilizar vitamina E para tratar enfermedades de circulación en general y descubrieron que tenía efectos positivos en casos tan diferentes como problemas del corazón, hipertensión o diabetes.
Para eliminar toda indicación de que la vitamina E pudiera ser buena para el apoyo de la salud y en contra de los estrógenos, las compañías farmacéuticas tomaron buena nota de las estrategias de Edward Bernays*, el cual era un experto en marketing y psicología de masas.
A partir de ahí el estrógeno fue llamado “la hormona femenina”.
Se proclamó que la ingesta de estrógeno o progesterona no tenía efectos nocivos al ser tomada de manera oral.
La campaña para la promoción de los fantásticos efectos del estrógeno fue puesta en marcha, y con gran éxito.
A partir de ahí apenas se permitieron estudios sobre los beneficios de la vitamina E.
Al contrario, se llevó a cabo la práctica de denunciar de manera ocasional a la vitamina E para espantar a la gente.
¿Cómo iba a permitir la Asociación Médica Americana la publicación de los efectos positivos de la vitamina E, la hormona tiroides o la progesterona?
Imposible, pues dichos estudios atacarían la base de uno los dioses del Partenón estatal sanitario: los estrógenos; necesarios para llevar a cabo la pauperización física a largo plazo de los pueblos del mundo.
Varios experimentos llevados a cabo por A.L. Soderwall y Ray Peat mostraron que la provisión de vitamina E extra a hámsters era beneficiosa para postergar la infertilidad en edades más avanzadas.
También se encontró que esa suplementación causaba un aumento en la cantidad de oxígeno en los úteros. El estrógeno adicional lo que causaba era el efecto contrario, así mismo que el aumento de la edad.
En este sentido debemos considerar al estrógeno como un elemento destructivo que contribuye a la oxidación y el envejecimiento.
Se llegó a un consenso en el cuál la vitamina E pasó a ser considerada un mero antioxidante*.
Todos sus beneficios probados en animales se consideraron poco relevantes en la lucha contra ataques al corazón o diabetes.
Lo curioso es que por la época los estudios de ácidos grasos esenciales en ratas “probaron” la necesidad de los mismos en los humanos. Sin embargo los estudios de Vitamina E no tenían la misma consideración.
A finales de los años cuarenta varios estrógenos fueron sintetizados por las multinacionales americanas y comenzaron a ser recomendados para problemas de menstruación femeninos.
La tarea fue fácil pues las campañas masivas de las multinacionales y el Estado dejaban claro que los estrógenos son “las hormonas femeninas”.
Vitamina e y las multinacionales
Al mismo tiempo la industria cárnica descubrió que dando grasas poliinsaturadas a los animales hacía que engordaran más y más rápido (normal, ya que destruyen el metabolismo). También se orquestó la campaña de la importancia de los grasos ácidos esenciales para las personas, en cuyo caso la excusa era para “prevenir” ataques al corazón.
En realidad los problemas de salud en occidente empezaron a aumentar de manera dramática hasta hoy día. Y sigue.
Los intereses de la industria alimenticia fueron fundamentales para que las grasas poliinsaturadas fueran aceptadas como la comida del futuro.
Cualquier padre de familia de hace 200 años sabría que los alimentos con cantidades masivas de grasas poliinsaturadas sería un ticket seguro para la destrucción de la salud. No importa si son más baratas que las saturadas o no. Lo importante para el padre de familia era la conservación de la calidad genética de su familia a largo plazo.
Sin embargo, la cosa cambia de manera radical, cuando es el Estado el que absorbe el papel que antes ocupaba la familia. Ya no son los padres quienes “deciden” que es lo que hay que comer.
Ahora es el Estado el que decide que las grasas poliinsaturadas son buenas.
Pocos pasos tan decisivos como este fueron dados el siglo pasado para el crecimiento de los estados.
No es lo mismo una población sana con un metabolismo funcionando perfectamente que una población mansa que se deje ordeñar hasta su holocausto final por parte del Estado y las fuerzas de la materia.
La vitamina E y las grasas poliinsaturadas
Según Ray Peat la necesidad de la vitamina E decrecería si tomáramos una dieta muy baja en grasas poliinsaturadas. De ahí que una vez se haya eliminado la ingesta de estas grasas en la dieta no sería necesaria la suplementación de esta vitamina. Esto sería así porque el problema que se supone que viene asociado a esta vitamina, la oxidación, dejaría de serlo en un escenario con escasos ácidos “esenciales”.
El problema es que la vitamina E al ser vendida como antioxidante se supone que se ha de tomar como complemento para combatir la oxidación. Cómo no, para esto se recomienda la ingesta natural de productos ricos en vitamina E; y los productos más ricos en vitamina E son los aceites vegetales, frutos secos y margarinas; o sea cantidades masivas de grasas poliinsaturadas.
El sistema quiere que curemos esa oxidación, causada por PUFAs, comiendo más PUFAs.
Un poco de vitamina E viene bien, pero por favor que no sea con PUFAs.
Tampoco es demasiado aconsejable la ingesta de tantos “antioxidantes” como se nos vende en el mercado. Antioxidantes de todo tipo. En este sentido es posible que los efectos nocivos de los mismos, sobre todo al estar tratados con químicos adicionales, sean peor que su efecto positivo.
Casi que lo mejor es dejar al sistema inmunológico que actúe por su cuenta.
Pero lo ideal es eliminar las PUFAs. Esto de por sí es más efectivo que suplementar con vitamina E.
Diferentes suplementos de vitamina E
No todos los suplementos de vitamina E son iguales. Lo ideal sería consumir aquellos que vienen en la forma de tocoferoles mixtos.
El problema es que la mayor parte de la vitamina E que se vende es en la forma más sintética; la cual no debería ser usada.
Hay que mirar que la vitamina E venga con la “d” previa como por ejemplo “d-alfa-tocoferol”. Esta sería la forma más “natural”.
La que viene con el prefijo “dl” sería la sintética.
Sin embargo la mejor fuente de vitamina E es la natural.
No obstante como ya comenté antes la mayor cantidad de esta viene en comidas muy ricas en grasas poliinsaturadas. Tampoco es de extrañar que muchos voceros del mundo paleo recomienden grandes ingestas de vegetales y frutos secos por tener cantidades significativas de vitamina E.
Es posible que estén luchando la guerra equivocada.
Una forma mejor de suplementar algo de vitamina E es con el denostado hígado. No obstante, una gran parte de la vitamina E en los animales se encuentra en los hígados.
¡Qué diferentes aquellas épocas en la que las personas comían todas las partes del animal!
Hoy en día comer hígado está fuertemente desprestigiado.
No solo por ser carne roja sino por el hecho de que en los años 70 las empresas farmacéuticas hicieron todo tipo de campañas de marketing para demonizar el hígado y su alto contenido en vitamina A.
¿El objetivo?
Promover el uso de vitamina A sintética. Así es que el hígado es considerado como una comida perniciosa, a pesar de tener buenas cantidades de vitaminas A, K y E que se complementan de manera sinérgica.
* http://es.wikipedia.org/wiki/Edward_Bernays
* http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/002406.htm
http://raypeat.com/articles/articles/vitamin-e.shtml