Estábamos hablando con un amigo anoche y salió el tema de la posible influencia que pueda tener la noche en nuestro mundo.
Nuestro amigo nos decía que siempre tuvo la sensación de que algo tenebroso impregnaba las horas nocturnas, y que de alguna manera, el actual fenómeno de la marcha nocturna tiene algo que no le da buena espina; y nuestro amigo no es alguien que no renuncie a salir de marcha o a tomar una copa de vez en cuando.
Como no, le corroboramos que teníamos una opinión similar.
Aún recordamos la lectura de “El hogar ártico en los Vedas” de Tilak, donde nos hablaba de los Asuras: los demonios de la noche. Según el estudio de Tilak, la larga y oscura noche ártica era un periodo peligroso donde los antiguos Arios tendrían que realizar ritos para mantener a raya a las fuerzas oscuras, siendo las noches árticas tan largas que la ansiedad se tornaba casi insoportable en los momentos previos al amanecer.
La conversación anterior también nos recordó un vídeo que habíamos visto, el cual nos llamó mucho la atención.
Tomorrowland y demonios
El mismo es sobre el festival Tomorrowland, que se celebra anualmente en Bélgica y donde asisten –entre los cuales no pocos españoles- más de 450.000 personas; aunque bien podría servir para cualquier festival de música electrónica (y no electrónica también) del mundo; así como cualquier discoteca de las inmundas ciudades del mundo.
En los primeros minutos del vídeo podemos ver la clara alusión que dicho tipo de festivales hacen hacía la simbología iluminista y masónica: la pirámide, el ojo que todo lo ve, el pentagrama invertido, etcétera.
Para los 450.000 asistentes del festival ello no tiene la más mínima importancia; es más estarán en un estado de “éxtasis” (desde pastillas hasta delirios tipo Nueva Era), que ni se percatarán de ello.
Claro está, que aquellos responsables del montaje de dichos eventos, los dueños del capital (y el poder), podríamos decir, tienen muy claro lo que llevan entre manos y a quién sirven.
No obstante, cuando se pone en una pantalla de uno de estos festivales un pentagrama invertido, nos resulta realmente siniestro el hecho de que no pocos de los asistentes sepan que ello tiene una connotación oscura, y sin embargo, muestren una total indiferencia cuando no aprobación o incluso veneración.
Este tipo de festivales van exponiendo una de las tendencias de la modernidad, y claves de adonde quieren llevarnos las élites iluministas: hacia el transhumanismo.
Son cada vez más comunes todo tipo de imágenes virtuales intentando propagar la idea de la necesidad de llegar a un Mundo Unido, es decir, al Nuevo Orden Mundial.
Esto mismo ya viene de lejos, con el mismo nacimiento de la música electrónica, la cual siempre tuvo unas no disimuladas tendencias a lo orgiástico y a las influencias ctónicas y telúricas del “sur”.
La cantidad de canciones con la temática «One World» es considerable, como podemos ver en este «Sweet harmony» de Ratpack.
Es a partir del minuto 8 hasta el 11:30 del vídeo de Tomorrowland donde vemos la parte más interesante.
Comienza con alguien dando una descripción (en otros vídeos de este canal tendríamos la versión larga) breve de la naturaleza de ese tipo de fenómenos que engloban a la “marcha nocturna”, y su carácter eminentemente ritual para la canalización de energías negativas hacia las fuentes del mal, para ir alimentando a la Bestia y a su obra final: el Anticristo.
La cantidad de “rituales” de marcha que hay en la actualidad funcionan de una manera similar a las invocaciones de siniestras entidades por muchos de los pueblos primitivos y/o tradicionales, sobre todo los pueblos meridionales. A este respecto tenemos el paralelo que existen entre los bailes nocturnos actuales, con esos movimientos espasmódicos y anímicos, y los del vudú ancestral africano, el cual, deberíamos saber, no trata de energía “blanca” precisamente.
Ritmos binaurales peligrosos
Así mismo y como nos indica el autor del vídeo, buena parte de la música electrónica actual tiene incorporados Ritmos Binaurales, que bien podrían ser causa de una alteración sutil de la mente y de nuestro estado de conciencia. Alteración que, dado el origen “espiritual” (en realidad anti-espiritual) que tiene esta música, podemos considerar como perversa.
En el ejemplo de este vídeo, podemos ver la inclusión de sonidos de ballena como acompañantes de una canción de drum & bass, con unas connotaciones indudablemente oscuras.
La ballena estaría, según la autor, asociada con Saturno (Binah). A este respecto creo que muchos recordaremos aquella película de Star Trek en la que el mundo sería salvado de una destrucción por una fuerza exterior, gracias a los cantos de un tipo de ballena que se había extinguido.
Teniendo en cuenta el profundo simbolismo y significados a conciencia que se exhiben en el cine americano desde tiempos lejanos, creemos que la inclusión de la ballena en aquella película no fue del todo ingenua.
Estimulación binaural
Como no podía ser de otro modo, no faltan aquellos que promueven el uso de este tipo de sonidos binaurales para la estimulación de la glándula pineal y abrir, así, la posibilidad de nuevas posibilidades de conciencia.
Como ya sabemos, todo esto no son más que mentiras y burdas estratagemas para ir preparando al “ganado” para el sacrificio a Baal; y al mismo tiempo se hace algo de dinero, lo cual agrada aún más a los dioses parásitos.
¿Es posible que las fuerzas de la subversión estén trabajando de manera incansable para una especie de “sacrificio” para con su adorado Saturno (Moloch, Enlil, Kronos), para que este a su vez vaya perfilando en su “estómago” la esencia ínfera necesaria para la aparición del Anticristo?
Nos preguntamos qué ocurrirá en las entrañas del misterioso planeta, ya que la cantidad de “rituales” que están canalizando las Potencias de la Materia van en aumento cada día que pasa.
Parece que el Hexagrama o Estrella de Rempham (Hechos 7:43) está en plena actividad frenética.