¿Te has dado cuenta de las ocasiones que se usa la simbología de los colores blanco y negro en el cine, música, televisión o arte?
Casos como:
- “Freedom is a lie” de Shakira
- “You Da One” de Rihanna
- La iglesia de las bodas de Carlos y Diana o William y Kate, o de Harry y Meghan.
- Pink en el MTV de 2009
- Miley Cyrus en Hannah Montana con el suelo del instituto
- La portada de “Blood on the dance floor” de Michael Jackson
- Alguna que otra escena de “The Matrix”
- MTV en el 2005 con Madonna, Britney Spears y Christina Aguilera
- “Paparazzi” de Lady Gaga
- La casa de las Kardashians
- Escenas del “Club de la lucha”
- “Good Morning America” de Beyonce
La simbología de la espiral y muchas más son constantes en los vídeoclips, como este de Lady Gaga
Esos no son sino unos pocos ejemplos en los medios de esta simbología tan prominente en la actualidad.
¿Por qué hacen tanta simbología del blanco y negro?
La simbología del blanco y negro representa un mundo de dos pilares, de dos opuestos simétricos.
En la tradición antigua tenemos el caso del yin y el yang, un símbolo esencial del taoísmo que explica el Universo en una especie de sucesiones en movimiento en las que se van intercambiando el blanco y negro.
El blanco y el negro vendrían a ser las dos fuerzas que van dando molde al Universo.
El blanco representaría al Bien, al hombre o a la luz y el negro al Mal, a la mujer o a la oscuridad.
También está clara la asociación de esta simbología con el ajedrez. De hecho, el origen de dicho juego tiene connotaciones esotéricas, siendo el carácter de juego un elemento esencial en este tema de la simbología de los dos pilares blanco y negro.
Al fin y al cabo este mundo es como un juego en el que las fuerzas del bien y del mal van jugando su partida.
¿Pero quién va ganando el juego?
Según la teoría del blanco y el negro el resultado final de este juego es una unión, de ahí la constante referencia de Guenon a la “Unidad” y conceptos similares.
Por lo tanto, el resultado de esa unión debería ser algo así como un gris. Sin embargo, hay una cuestión que no cuadra en el asunto.
Los teóricos del “blanco y negro” nos dicen que todos somos “Uno” y que en ese paradigma no hay bien ni mal, ni blanco ni negro, y que en definitiva todos somos “iguales”.
¿Pero de verdad son iguales el blanco y el negro?
A primera vista no lo parece, ¿no es cierto?
Si intuimos que el blanco y el negro no son iguales como nos dicen nuestros ojos, entonces podríamos hacernos una serie de cuestiones.
¿A quién le interesaría decirnos que el blanco y el negro son lo mismo? ¿A alguien que dice la verdad o alguien que dice la mentira?
Evidentemente, alguien que disfrute de la mentira.
Si así fuera entonces dicha fusión en la Unidad no sería una simple fusión, sino una caída del bien en los brazos del mal. Curiosamente, para que el Mal triunfare sería necesario el uso de la mentira, igual que dicho concepto y la verdad forman parte de la simetría de los dos pilares, al igual que el blanco y el negro.
Es decir que el juego no sería una sola fusión para elevarnos espiritualmente sino una celada bien tejida para conseguir que aquello que todo lo bueno sea corrompido. Así es como funciona el arte de la mentira, ciertamente.
Lo que está claro es que el negro siempre es asociado con lo oscuro y aquello que proviene de las fuerzas del mal.
El blanco, por el contrario es aquello que representa la pureza y a las fuerzas del bien, de ahí el dicho “Caballero Blanco”.
Tenemos que partir de una verdad esencial:
“El blanco y el negro” no son lo mismo
Toda aquella doctrina que nos intente desviar de una verdad tan sencilla no puede sino ser una estratagema profundamente urdida.
Por muy sugestiva que parezca una idea siempre debemos fijarnos en la simple cuestión de si es verdad o mentira.
¿Qué crees que te dirá un mentiroso?
Aunque el Yin y el Yang aparezcan simétricos en la forma de este mundo físico ello no quiere decir que ambos sean iguales, más que nada porque para que el Yang muera, debe triunfar el Yin. Para que el Yin triunfe, debe hacer uso de la mentira. Eso es algo que se ve perfectamente en el mundo espiritual, donde las mentiras están desnudas. En el mundo físico es mucho más sutil y difícil de discernir.