De todos los puntos del Cosmos no hay ninguno, salvo Saturno, que causara tanta fascinación a los antiguos como Orión. Pero,
¿Por qué es esto así?
Parece ser que la modernidad estaba totalmente olvidada de la preeminencia de esta constelación en el pasado; cuestión que cambió en cierto modo con la atención que atrajo el trabajo de Robert Bauval, “El misterio de Orión”, donde, después de varios años de estudio nos explica que las pirámides de Egipto fueron creadas basándose en la constelación de Orión. Y no es solo que las mismas estén alienadas imitando las tres principales estrellas de dicha constelación (el famoso cinturón de Orión), sino que la Pirámide de Gizah y sus corredores interiores tienen una especial correlación con Orión, así como otras estrellas.
Orión y las pirámides
Curiosamente la orientación de las pirámides con respecto al Nilo recrea la orientación de Orión hacia la Vía Láctea.
Con todo esto se puede afirmar que la construcción de las pirámides, su orientación y sus tamaños relativos no tuvieron nada de casual o caprichoso sino que siguió un plan premeditado para “honorar” a la Constelación de Orión, la casa de Osiris.
Claro, que su prevalencia por el sur celestial es algo ya sospechoso, pues es en el norte celestial donde se encuentra la morada del espíritu.
Otro aspecto tenido en cuenta en los estudios de Bauval es el de la Precesión de los equinoccios y su ciclo de aproximadamente 26.000 años en el cual la Tierra recorre el círculo de las constelaciones.
Según este modelo el Polo Celestial va cambiando con el paso de los años, y en el pasado no fue Polaris – el cual es el actual – sino otros.
Todo esto está muy bien salvo por un pequeño detalle, que La Tierra no se mueve, y es al contrario el tercer “anillo” del giroscopio el que lo hace.
Pero la conexión con Egipto no es sino el principio de una historia mucho más compleja.
Orión y Pléyades
La ciudad de Teotihuacan también está perfectamente alineada astronómicamente con Orion, así como con otras estrellas como las Pléyades, como La Avenidad de los Muertos.
Se cree que las impresionantes pirámides de México fueron construidas en el segundo siglo A.C., y al igual que las de Egipto, tienen una alineación perfecta con las tres estrellas del cinturón de Orión.
Se dice que estas pirámides fueron construidas por gigantes, los cuales poblaron la Tierra en la era previa. Estos gigantes fueron destruidos cuando Quezalcóatl destruyó su imperio.
¿Podría referirse esto a la guerra final de la Atlántida?
Estas pirámides tienen además otras similitudes a las de Gizah.
La base de la Gran Pirámide de Gizah y la del Sol en México tienen la mismo tamaño de base, y la altura de la pirámide del Sol es justo la mitad de la de Gizah.
Constelación de Orión y Osiris
Según la mitología egipcia los dioses bajaron del cinturón de Orión y Sirio; Osiris e Isis respectivamente.
Parece bastante claro que Orión está íntimamente relacionado con la Creación.
También hay quién – como David Talbott – cree que Osiris es asociado a Saturno.
No obstante, parece ser que el verdadero Demiurgo no procede de Saturno, sino de Orión.
Quinientas millas al sur del Cairo, podemos encontrar una planicie en el desierto, donde se sitúan los restos arqueológicos de Nabta Playa.
Se cree que estos restos pertenecieron a una civilización que existió entre el 6.400 y el 3.400 A.C., justo antes de los egipcios.
A este lugar se le considera el mini Stonehenge del desierto. Según Bauval esta construcción se alinea perfectamente con el cinturón de Orión en el solsticio de verano.
Según la datación por radio carbón (aunque ya sabemos que no se puede confiar muy bien en ninguna datación), este sitio fue construido hace 7.000 años.
Según Thomas Brophy, en el año 4.900 A.C. tres de las piedras centrales del círculo se alineaban perfectamente con las estrellas del cinturón de Orión.
Otro sitio donde se ve claramente la importancia de Orión para los antiguos es en la cultura Hopi de América. Pues bien, al parecer la distribución de sus poblados y construcciones en Colorado, reflejan con exactitud la constelación de Orión.
Lo más interesante es que los tres poblados centrales de esa cultura, llamadas mesa primera, segunda y tercera, son una alineación perfecta del cinturón de Orión.
No hay duda de que los antiguos daban por hecho que Orión y Sirio eran los lugares de donde venían los dioses.
¿Pero qué tipo de dioses?
¿Y si resulta que Osiris, representado como un dios bueno, es en realidad malvado?
Entonces estaríamos hablando de los Nephilim, y que puede ser que Orión sea la morada de los mismos, o del mismo Demiurgo Satanás.
¿Y qué dice la Biblia al respecto?
“el que hace la Osa, el Orión y las Pléyades, y las cámaras del sur”. Job 9:9.
“buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre”.
¿Y si resulta que Jehová es el Demiurgo, el “creador” de esta realidad física, el dios del espacio y el tiempo, el guardián del cubo del espíritu?
Por si fuera poco, podremos encontrar referencias claras a Orión en las catedrales europeas, que a pesar de que son tenidas por obras cumbre de la cultura occidental, y no son otra cosa que templos de adoración al Gran Arquitecto, al que rinden pleitesía, así como a su espiral creadora, la cual es probable que tenga su origen en Orión.
Esto es así por la sencilla razón de que las catedrales y las pirámides fueron construidas siguiendo los mismos principios y por la misma gente.