¿Por qué relaciono la espiral y el mundo invertido?
Antes de llegar al segundo punto, empezaré por el primero.
La espiral, para los que no lo sepan, es el símbolo por antonomasia de nuestra realidad.
Como bien sabrán muchos, esta característica de lo espiral es algo que se da mucho en la naturaleza de nuestro cosmos:
- Las “galaxias”
- Caracoles
- Las “escaleras de caracol”
- Plantas y flores
- Tormentas y huracanes
- ADN
- Serpientes enrolladas
- Juegos de mesa
- Y un largo etcétera
- Ciclos de la vida
- Sucesión de Finobacci y número áureo
De todas esas cosas, son las dos últimas las que nos dan una mejor visión de lo que viene a ser la sucesión espiral y de la importancia de la misma en la creación y modelación de este mundo material.
De hecho, el arte del mundo moderno no es ajeno a la representación de la espiral con el tema bastante recurrente en muchas de las películas de Hitchcock, con Vértigo como epicentro, o el clásico de Siodmak, «La escalera de Caracol».
Espiral y ciclos
Al contrario que piensa la gran masa del mundo hoy en día, el mundo no avanza en un progreso o “evolución”, sino en una espiral que va descendiendo de manera cíclica.
Es decir, una verdadera evolución tendría una dirección completamente contraria a la de la espiral de este mundo.
Al principio del diseño de nuestra realidad, la figura de la misma estaba basada en un círculo, mientras que al final dicha forma metafísica acabaría por representar un cubo: el cubo de Saturno, si quieres llamarlo así.
Esta evolución desde el círculo hacia el cubo no es sino la caída en espiral cíclica de las formas cualitativas a las cuantitativas.
Ciertamente, también hay una evolución en ese movimiento en espiral, todo hay que decirlo, pero no de la manera en que se entiende en el mundo moderno, sino dicho de otra manera, una evolución hacia lo “bajo”, que dicho al contrario es decir una “devolución”.
¿Por qué la espiral para representar esto?
Pues porque la espiral es el símbolo más perfecto para trasladar el tiempo a la materia, o dicho de otro modo, para representar en forma de tiempo a la materia grosera.
En la medida que el tiempo avanza la materia va “cayendo”.
¿Pero cayendo a donde?
Pues hacia los planos más materiales de la existencia, es decir, los más ajenos a lo espiritual.
Esto es fácil de entender si hacemos uso del sentido común que nos dice que la materia “cae”.
Sólo tienes que coger una piedra, soltarla y esta se va al suelo.
Lo mismo que a la piedra le pasa a nuestro mundo material. Este desciende en un proceso cíclico en forma de espiral. Un proceso diseñado con una precisión matemática, evidentemente.
Por lo tanto, muy al contrario de lo que piensan las masas, convencidas de ello por los poderes que rigen este mundo, el mismo no avanza en la evolución hacia un estado superior de las cosas, sino que avanza a un estado inferior.
Aunque claro, visto desde el punto de vista inverso, este estado inferior es superior para otra parte: la parte que espera al final de la espiral, por decirlo así.
Sin embargo, visto desde el punto de vista de la realidad, no estamos hablando más que de un descenso del espíritu a la materia, un verdadero descenso de los ángeles caídos hacia el “bottomless pit”.
Esto lo digo porque al contrario que lo que dice la Biblia, que asocia a los ángeles caídos con los demonios, si tenemos en cuenta que este es un mundo invertido, los verdaderos ángeles caídos son aquellos que han sido engañados y atrapados en la ilusión del mundo material. Los demonios no serían así “angeles caídos”, sino simplemente demonios, lo que siempre han sido y siempre serán.
¿Cómo comprender que la estamos en un mundo invertido que avanza hacia lo bajo?
Hay una frase conocida del periodista Chris Hedges que resume perfectamente la situación:
“Ahora vivimos en un país en el cual los doctores destruyen la salud, los abogados destruyen la justicia, las universidades destruyen el conocimiento, los gobiernos destruyen la libertad, la prensa destruye la información, la religión destruye la moral y nuestros bancos destruyen la economía”
Si pensamos con un poco de cordura, cosa realmente escasa hoy en día, no hace falta mucho para darse cuenta que vivimos en un mundo tal y como describe este hombre; un mundo completamente basado en mentiras.
Si nos damos cuenta de que nos regimos por un sistema donde la mentira es reina, entonces no hace falta hacer muchas cábalas para comprender que nos encontramos en un mundo que va hacia lo bajo, un mundo que todo lo contrario que evolucionar, lo que hace es descender hacia los abismos más bajos donde reinan la mentira y el mal.
Claro, para que este mundo siga funcionando tal y como ahora, es necesario que las masas crean todas y cada una de las afirmaciones y en los sistemas en los que han sido criadas. Esas creencias han de ser de carácter tan fuerte como el religioso, porque al final la “ciencia” y la “religión” no son tan diferentes como creemos.
Espiral e igualdad
Otro de los polos metafísicos donde va descendiendo este mundo es el de la “igualdad”, cosa más que evidente si entendemos que este mundo odia todo lo que es diferente.
Al final del camino de la espiral, casi como si estuviéramos en el Mago de Oz, reside un mundo con la igualdad extrema como medidor de la justicia total.
En este sentido podemos ver perfectamente la relación que hay entre la frase de Hedges y el tema de la justicia.
Las leyes actuales están, cada vez más, basadas en el principio de la igualdad, de tal manera que todo lo que no sea igual, desde un punto de vista de lo bajo, es compensado: al drogadicto se le da una casa mientras que el ahorrador tiene que pagarla.
Las leyes de la espiral hacen que en esta fase del ciclo las masas hayan adquirido un “corazón igualitario” y no puedan ver que con medidas como esa están destruyendo la verdadera justicia, aquella que dice: cada uno acorde con lo que merece por sus cualidades.
Esta última frase es totalmente volcada en el mundo actual quedando así: cada uno acorde con lo que es por su cantidad. Y como todos somos una cantidad que equivale a “1”, entonces todos merecemos lo mismo y es así como ha de acabar el descenso de la espiral.
El camino hacia “el uno” es el destino final de la espiral que rige este plano.
¿Pero qué significa eso?
Pues que al final del camino todo aquello que no sea “1”, es decir que sea diferenciado, ha de renunciar a ello, a su propio Yo.
¿Y quién puede estar interesado en que creas que no eras más que una mota de cantidad sin importancia?
Pues a aquella fuerza que se alimenta de la mentira, la que reside al final del camino de la espiral.
Como puedes comprender, una fuerza así, que se alimenta de la mentira, tiene una agenda escondida, una agenda que no te va a beneficiar.
Algunos dicen que como este es un mundo en espiral infinita, que al final de la misma se vuelve a regenerar, en realidad es algo bueno, que necesita de continuas fagocitaciones para volver a iniciar el ciclo.
Cierto es, pero olvidan mencionar algo, a pesar de volver a crear nuevas espirales y nuevos ciclos, el carácter fundamental de dicho símbolo es el mismo siempre: una caída permanente.
Muy bueno sería algo sobre el despertar de la conciencia para ver la verdadera realidad. Gracias.