¿Qué simboliza el cubo?
Uno de los símbolos más usados en nuestra sociedad es el del cubo, en especial el de su versión negra.
Esta simbología la podemos encontrar en todos los aspectos de la sociedad, desde la religión hasta cultura.
En la religión es bien conocido su uso en las tradiciones musulmanas y judías las cuales no se cortan a la hora de rendir pleitesía a esta forma y color particular.
La Kaaba de la Mecca es una de las representaciones más conocidas de este cubo, y la misma representa el lugar sagrado más importante del Islam, nada menos.
Es interesante observar esa especie de fenómeno hipnótico de las masas alrededor del cubo girando en la dirección de las agujas del reloj.
En el caso de los judíos hablamos de la Filacteria, también conocida como Tefilín. También son conocidas las fotos con judíos que tienen unos lazos en uno de sus brazos y luego un cubo negro sobre su cabeza mientras leen algún texto sagrado.
Otra representación religiosa de esta figura la tenemos en el conocido Cubo de Zoroastro.
En el cristianismo es posible encontrar varias referencias al cubo como en los famosos pasajes de la Jerusalén Celeste (Nueva Jerusalén) del Libro del Apocalipsis. Aquí tenemos un auténtico enigma pues esto da a entender que el Dios de la Biblia es el que trae al a figura cúbica de Jerusalén como símbolo salvador del final. Sin embargo, desde un punto de vista contrario, cabría pensar que podríamos encontrarnos ante una inversión. Esto no inhabilita la importancia de la fe del verdadero cristiano.
Luego, podemos ver el cubo negro en sitios como la sala de rezos de las Naciones Unidas en una de las exposiciones más bizarras de dicho elemento. Aquí no estamos ante un cubo perfecto pero se entiende que el simbolismo representa al “cubo negro”. El que este “cubo” esté en el edificio de la ONU no es casualidad y enlaza perfectamente con el concepto “Unidas” de la anterior, cuyo significado viene a ser el mismo que tiene esotéricamente el primero.
En el Memorial del 11S o 911 también tenemos una representación de un cubo, o más bien la ausencia del mismo, pues es como la pieza que falta para llenar el hueco cúbico que parece que rinde una especie de homenaje al atentado del 11S. Atentado que ya deberíamos saber que no fue tal cosa sino un ritual “mágico” del más alto nivel. De hecho, el ritual del 911 es una referencia clara al cubo, pues si “observamos” podemos comprobar que entre el 9 y el 11 tenemos al 10, número representado por una X, y esta letra viene a ser una representación del cuadrado, más para llevarla al cubo bastaría con elevar la X al cubo, o sea X³. Este ritual vendría a celebrar la unión de los opuestos, que de una manera “total” es lo que representa el cubo.
Así mismo podremos encontrar este tipo de cubos en muchas ciudades del mundo, como en la misma New York, con esculturas de dicha forma en la calle. ¿Cómo llegaron ahí? Pregunten a las élites ocultas encargadas de eso. Para eso basta con entender que la totalidad de los altos cargos del Ayuntamiento de Nueva York – y cualquier otro ayuntamiento medianamente importante – son sacerdotes y sacerdotisas de un culto global a la igualdad absoluta.
Como no, en el cine y en la música podremos encontrar varias referencias a este objeto y similares, con diferentes colores y formas en ocasiones. Ejemplos claros podemos encontrarlos en películas como 2001 Odisea en el espacio, Cube, Transformers, Los Vengadores, Matrix, y muchas otras; así como en videoclips varios de música.
Son muchas de las actuaciones de música donde se encuentra esta simbología, cada vez de manera más descarada:
Famosa escena del monolito en la película 2001, por cierto llena de simbología por todos lados, en la misma se celebra la llegada del salvador andrógino, justo 33 años del 911:
También vamos a poder encontrar estos cubos de manera sutil y no tan sutil en muchos de los trabajos de arte, sobre todo moderno, algo ciertamente necesario, ya que el cubo representa sobre todo “modernidad”, y más bien la cúspide o “estado final” de la misma.
¿Pero entonces, qué representa el cubo negro?
Una buena introducción a esto siempre la podemos encontrar en la obra del esoterista francés René Guenon, con su capítulo “Del círculo al cubo” en su obra El Reino de la Cantidad. Ahí podemos sacar una noción de lo que significa el cubo en esta realidad. Sin embargo, como con otras cosas, el autor galo “olvidó” comentar algunos detalles importantes.
¿Qué analogías tiene el cubo?
- Sólido
- Asociado al elemento Tierra
- Estabilidad
- Simbología mineral
- Materialidad y cantidad
- Prisión
Bien, todas estas asociaciones son diferentes maneras de ver la misma moneda en realidad. La manera más fácil de ver su verdadera simbología y porqué el mismo simboliza el final de ciclo, es el concepto de “falta de movimiento”, que es lo mismo que decir que el cubo es el elemento más estable, y por tanto es un elemento que ya no gira.
Uno de los conceptos más conocidos en el esoterismo es el de la “Rueda que deja de girar”. Este concepto hace referencia a la representación de lo que es un ciclo de humanidad, la cual se considera que se mueve en una dirección y completa un objetivo cuando ese movimiento se para; es decir, se para cuando se consigue una especie de “Gran Obra”.
¿Cuál es esa Gran Obra a la que se dirige la humanidad?
La consecución del cubo.
¿Qué significa eso?
Lo mismo que la conquista de la androginia.
¿Por qué la androginia?
Porque el cubo es la figura que reduce todas las diferencias consiguiendo la androginia absoluta. Esa androginia absoluta significa por una verdad fáctica, la ausencia de diferencias y por tanto, y de manera total, la sociedad ha completado su camino y no puede avanzar en más cambios. Es decir, solo en la consecución del cubo es posible terminar con la envidia en el plano material, siendo la envidia el gran motor que subyace la construcción del cubo.
Veamos un fragmento del Sepher Yetzirah, Verso 2:
- Miró arriba y selló la Altura con (IHV)
- Miró abajo y sello la Profundidad con (HIV)
- Miró hacia delante y selló el este con (VIH)
- Miró hacia atrás y selló al oeste con (HVI)
- Miró a la derecha, y selló el sur con (VIH)
- Miró a la izquierda y selló el norte con (VHI)
Todos estos sellos representan la disolución de los opuestos.
En la masonería también se puede encontrar una referencia clara al cubo y al trabajo necesario para pulirlo, para el cual los masones, con su mazo, escuadra y mandril tienen esa función especial que les es dada en el proceso. Mediante el trabajo constante de pulimiento y la protección del mandil, transforman la piedra bruta en un cubo pulido y perfecto. Ese cubo simboliza el fin de la obra masónica. El fin de esa obra es unir La Tierra (escuadra) con el Cielo (compás); y como ya hemos visto, esa unión es la consecución de la neutralidad.
¿Cómo se llega a esa neutralidad?
A través de un trabajo constante y bien planificado, un trabajo que necesariamente es oculto, como no podría ser de otra manera. Este aspecto es fundamental para darnos cuenta de la verdadera espiritualidad que subyace debajo de dicha Obra Magna, pues es una obra que se alcanza con la decepción. Es decir que para conseguir disolver los opuestos y unirlos en el cubo es necesario usar ilusiones. Es por eso que todos los elementos que llevan a cabo dicha obra son esencialmente actores; o sea faranduleros espirituales.
Eso nos lleva claramente a la conclusión de que el cubo no puede ser sino la obra de un ser tramposo. Un ser que quiere hacerte creer que el Norte y el Sur no existen, pero que en realidad lo que quiere decir es que dejan de existir cuando ambos se funden en su ser; lo que es lo mismo que fagocitar a los entes. El cubo es, pues, la representación de ese gran ser parásito, aquel que es por su esencia el gran Andrógino, ser mentiroso entre los mentirosos.
“Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido”.
Apocalipsis 21:2