¿Se te ha taponado el oído por haber estado en el agua, o por haber estado acatarrado, o por subir a una montaña o por algo diferente?
Entonces sabrás que es una molestia bastante desagradable, porque cuando no puedes oír bien es como si te faltara algo esencial, algo que solo sabes lo precioso que es cuando no lo tienes.
Bien, hace no mucho contraje un taponamiento de oídos u otitis como nunca había tenido.
De hecho, lo más que había tenido fue algún taponamiento de unas horas luego de haber estado en el mar o nadando en la piscina.
Pero el otro día resultó que me dio una gripe en medio de un viaje con malestar y dolor de garganta.
Normalmente, cuando estoy en casa y tengo mi arsenal particular y sobre todo los alimentos adecuados, no me cuesta mucho deshacerme de una gripe así.
Sin embargo, en un viaje de placer, en una ciudad europea en la que la mayoría de la comida es de restaurante y con escaso acceso a productos que normalmente he de mandar a pedir, esta gripe se hizo un poco más pesada, durando más días de los debidos.
La cuestión es que la gripe me coincidió con el avión de vuelta.
En el vuelo ya noté como se me taponaba el oído y me empeoraba la garganta de manera muy significativa, como si el solo hecho de estar en el avión en esas condiciones, el cuerpo sufriera un colapso en sus defensas.
Cuando llegué y los siguientes días ya tenía el oído algo tocado y sufrí una recaída en la gripe, en lo que fue mi peor episodio de salud en los últimos años, posiblemente.
Después de tres días de recuperación, al menos de la gripe, me subí de nuevo a un avión.
El vuelo volvió a ser horrible, pero ya no con la gripe, que había cedido, sino con el oído que tenia con un pequeño bloqueo en ciernes y que al llegar a destino tenía totalmente taponado.
No sabía si era simple cerumen o algo más, como una infección, otitis u otra cosa.
La cuestión es que los siguientes días sufrí una pequeña odisea para poder deshacerme de este problema.
¿Remedios naturales para la otitis?
Empecé a echarme diferentes remedios naturales y caseros, como manzanilla, alcohol y algo de aceite de oliva, pero sin avance alguno.
Como era un tema que nunca me había pasado no tenía mucha idea de cómo proceder y comencé a buscar información al respecto.
Di con uno de los remedios que parecían más populares: la jeringa con agua caliente sola, o incluso mezclada con agua oxigenada. E incluso intenté una sugerencia de alguien: echar un par de gotas de agua oxigenada al oído.
La primera vez que la eche empecé a oir el típico ruido que todos conocemos de este remedio, como si estuviera quemando algo.
Luego de un rato descansando de lado procedí a aplicar una pequeña limpieza con bastoncillos.
Logré quitar bastante cera, pero luego caí en la cuenta de que podría haber estado cometiendo un error: meter la cera más adentro.
El oído seguía taponado, no obstante.
Incluso fui a bañarme al mar en un par de ocasiones con la esperanza de mejorar el asunto, pero no observé ninguna mejora instantánea, lo que no quiere decir que no tuviera su efecto a más “largo plazo”.
También compré las típicas gotas de una farmacia que me eché una vez y la verdad, no noté mucho.
He de reconocer que tenía prisa por quitarme esta molestia.
Si hubiera tenido más paciencia, probablemente hubiera acabado por curar este asunto que creo que por esas fechas ya era una infección.
El mismo día que me puse las gotas no pude aguantar más y decidí probar el único remedio que había servido para “derretir” el cerumen los días anteriores: el agua oxigenada. Pero no lo hice como lo había visto en un sitio, diluida con agua, sino que lo volví a hacer a pelo.
El hecho es que me eché unas buenas gotas y ahí empezó el dolor.
Al principio pensé que sería que estaba haciendo efecto de alguna manera y que por eso dolía.
No se me ocurrió otra cosa que comprar una jeringa e ir a ponerme agua tibia en la oreja. Tampoco noté mejoría, ni en el taponamiento ni en el dolor.
En ese momento ya estaba por las bravas y decidí volver a echar agua oxigenada a pelo. En esa ocasión el dolor comenzó a ser mucho más intenso y llegó un momento que parecía que me subía por las paredes.
No pude aguantar y decidí ir al médico, por primera vez en por lo menos 6 años.
Cuando le expliqué el caso me dije que era el agua oxigenada sin diluir y que me había dañado el oído.
No obstante, cuando ya estaba en la consulta el dolor había cedido algo, y cuando la dejé, era aún menor.
El mérito del doctor consintió en decirme lo que había hecho mal, y no tanto en lo que me recetó: un poco de paracetamol, ibuprofeno y otras gotas de aceite como las que ya tenía.
Me fui a casa y estuve varios días sin hacer experimentos, sino solo aplicando las gotas y tomando algún ibuprofeno y aspirina.
Curar el taponamiento de oídos
Cuando pasaron algunos días y veía que el taponamiento seguía decidí buscar un nuevo remedio, y en uno de mis antiguos “cajones” encontré el mismo: penicilina de la buena, esos antibióticos tan odiados por el sistema hoy en día.
Me apliqué una caja entera de Augmentine durante varios días y por fin, a los dos días de tomarlo, mi taponamiento de oído empezó a ceder, para mi alegría, ya que después de dos semanas por fin vi la luz al final del túnel en esa guerra particular con mi oído.
Supongo que esto me lo podía haber recetado el médico, pero ya sabemos lo rehacios que son los mismos a prescribir un remedio tan efectivo como ese, que actua de manera rápida y sin casi síntomas. Claro, ahí no hay ni dinero ni dependencia.
La verdad, no sé si habría salido del problema solo de aguantar más tiempo, con los efectos de una buena alimentación y el estilo de vida, como por ejemplo mucho mar.
Pero lo que sí sé es que fue la penicilina la que remató lo que fuera que había en esa oreja, rápido y sin piedad, como debería ser.
Así que ahí tenéis esta pequeña historia de cómo se curó una otitis o infección de oído de unas semanas.
Seguro que muchos de los remedios que nombré son efectivos, pero hay que tener en cuenta el contexto de cada uno, porque no es lo mismo una infección que un simple taponamiento por cerumen, ni dos personas son iguales.
De cualquier manera espero que te ayude a no cometer algunos de los errores que cometí, como usar los bastoncillos en el momento menos adecuado o meterme esa agua oxigenada a pelo, porque a veces es lo que ocurre cuando se toman riesgos.