En todo el devenir conocido de la humanidad, parece claro que el advenimiento de la industria de manera masiva es una de las últimas etapas del mismo.
Dicho advenimiento estaría relacionado, pues, con la sociedad más avanzada que haya conocido la humanidad, y como no con la llegada de la democracia de sufragio universal.
Desde este punto de vista, si hiciéremos una analogía deberíamos concluir que la industria es buena, pues ha coincidido con la época de mayor democracia y del mayor avance de los derechos sociales de la historia, ¿no es así? ¿O quizá pensamos que sin el advenimiento de la sociedad industrial hubiera sido posible el desarrollo de la ideología democrático igualitaria que ha tenido lugar? Evidentemente no. Es más, podemos decir con seguridad que el advenimiento de una trajo consigo a la otra. Esto se puede ver en términos de cuantas personas podría mantener el trabajo de otra de una era a otra.
Está claro que el trabajo de un cazador no daría para mantener a muchas personas; lo mismo de un agricultor; y sin embargo hoy en día una persona manejando una máquina puede proporcionar el alimento que antes requería de cien.
Hoy en día uno trabaja y cien viven de ello.
Muy al contrario de lo que pudieran pensar los liberales, ello no trajo virtud sino al contrario vicio y engaño, pues el mundo de la imagen, el marketing, la publicidad, la política es el mundo de las pasiones y la mentira.
En dicho terreno, la razón tiene todas las de perder, aunque, como hemos dicho parece que justo lo contrario debería ser lo cierto.
Antes que nada hemos de aclarar que el mundo nunca ha estado exento de industria, así como tampoco de democracia.
Podemos imaginar perfectamente al hombre elaborando alguna especie de taparrabos o arma arrojadiza desde tiempos inmemorables; así como podemos imaginar algunas deliberaciones grupales para determinar determinados asuntos, aunque fueran de manera puntual.
Lo que si tenemos que tener claro, es que un grado de industria viene a traer más o menos un grado de “democracia”. O dicho en otra manera, con las condiciones del pasado la democracia o cualquier ideal igualitario sería muy difícil instaurar una democracia, y no hablemos ya de un estado comunista; y no, las comunidades humanas en la “prehistoria” no eran comunistas, por mucho que las fantasías de los historiadores o antropólogos intenten demostrarlo.
¿Democracia en la prehistoria?
Podemos suponer que antes de la agricultura el hombre se dedicaba a la caza y a la recolección.
Bajo esas condiciones de vida, ¿qué posibilidades de una democracia universal existirían? La respuesta es cero.
¿Qué posibilidades de instaurar un sistema de seguridad social? Cero.
El hombre cazaría y exploraría, la mujer recolectaría y tomaría la responsabilidad de la prole.
¿Quién puede decir que esto es progresista, igualitario o comunista?
En dicha época no había lugar para las entelequias de los modernos actuales y sus sueños de “igualdad”.
Repito, las condiciones materiales no lo permitían.
El desarrollo del ciclo “material” aún no estaba preparado para ello. No se podría mantener a mucha gente excedente –por no decir ninguna- con la clase de vida que se llevaba.
No había lugar a las mentiras, ni para largos debates parlamentarios o tonterías igualitarias sobre si los hombres o las mujeres tendrían que cobrar el mismo sueldo. O cazas o recolectas o mueres de hambre.
No hay lugar a engaños; no hay lugar a bajas por “ansiedad”, o sortilegios de los actuales nigromantes de las cloacas sociales.
Hacia una nueva Era del Plástico
En todo caso de existir alguna facilidad para la vida “fácil” tuvo que darse en las regiones tropicales, donde las frutas salen en cada esquina, y aún así no creo que el holgazanear y la mentira tuvieran demasiadas facilidades.
No hablemos de los cazadores del septentrión y las condiciones físicas que tenían que aguantar.
Con el descubrimiento de la agricultura, nos dicen que allá por el año 8500 A.C. en Mesopotamia, tampoco veo como el hombre pudo cambiar radicalmente a una actitud igualitaria radical, aunque las condiciones para lo mismo ya se fueron asentando; pues el excedente agrícola da ya para alimentar más bocas que la dura vida del cazador recolector.
Aquí es posible que surjan algunas formas de Estado público y por tanto de terreno abonado para la mentira y la propagación de los sacerdotes de la igualdad. A pesar de los mayores excedentes y de una facilidad para la vida material algo superior, las cosas permanecerían de manera similar.
No obstante, el aumento de la población que la instauración de la agricultura trajo, hizo que se comenzaran a deteriorar las estructuras sociales de antaño, y a dar más predomino, aunque fuera de manera tímida, al dominio de la “cantidad”.
Tampoco tendríamos todavía las condiciones para el desarrollo de un comunismo radical y la abolición de la propiedad privada.
Condiciones materiales para el comunismo
No es posible la instauración de un estado comunista o democrático radical como en la actualidad porque las condiciones materiales aún no están presentes.
Al igual que en el periodo anterior, el mero hecho de la dificultad de las comunicaciones haría imposible la instauración de un poder central totalitario que pudiera controlar sus súbditos hasta el último de los detalles.
Ello solo se conseguirá en la etapa final: la de los servicios y el plástico.
Es con la instauración de la era del plástico y de los avances industriales, cuando el hombre ha podido, por fin dar lugar a la instauración de las pasiones socialistas.
La nueva Era del Plástico
Desde este punto de vista, el advenimiento de la era del plástico y su increíble “productividad” material, es el momento más oscuro de la historia humana conocida, aunque parezca anti intuitivo. Solo en esta época de producción masiva mediante máquinas, podría triunfar la mentira como lo ha hecho.
Desde este punto de vista simbólico o metafísico la llegada de la facilidad trae consigo la llegada de la corrupción espiritual, como una analogía que ha de cumplirse.
Querría que esto no fuera así, pero de algún modo las masas se ven engañadas por el hecho de pensar que es la democracia la causante del bienestar, cuando es más al contrario el bienestar el causante de la democracia y el Estado. Pero tal es el lavado de cerebro al que se ha sometido a las masas actuales que no creerían en ello.
Es más, el pensamiento general es que aún falta más democracia e igualdad; y más democracia e igualdad vamos a tener.
Donde antes era necesario que cada miembro de la comunidad ejerciera la función para la que estaba mejor dotado, sin posibilidad de la más mínima mentira, tenemos una sociedad actual que mediante sortilegios legales de todo tipo fomenta (no solo permite) que cada cual intente vivir a costa de los demás, en lo que podríamos considerar el sistema e ideología más egoístas de la historia de la humanidad.
Era de la facilidad
No podría ser de otra manera en la era de la “facilidad”.
En la antigüedad tendríamos al guerrero, al agricultor, a la mujer educadora y cuidadora de la juventud y a los ancianos divulgadores de sabiduría.
El excedente es escaso; no ha lugar a infinidad de decretos sobre como regular el salario mínimo o el precio del aceite.
En la actualidad tendremos a guerreros haciendo de educadores y mujeres haciendo -o aparentando que hacen- de guerreros.
Excedente y socialismo
Esto último es algo que obviamente aprueba y persigue el comunismo y todos los socialismos de la actualidad, lo que significa el 99,99% de la sociedad.
Lo que no entienden los comunistas o socialistas de hoy es que dicha fantasía no podía llevarse a cabo en la época anterior: la mujer era peor cazador y guerrera que el hombre, y el hombre era peor educador y cuidador de la progenie que la mujer.
No hay manera de haber instaurado el comunismo o socialismo de estado de manera masiva en esas épocas, y no porque el hombre fuera “malo” sino porque las condiciones no lo permitían.
Es solo en la época actual de “facilidad” que ello es posible.
Inicio de la Era del Plástico
No es de extrañar que hubiera en los antiguos un no disimulado desagrado por ciertos adelantes tecnológicos; al menos por parte de aquellos perteneciente a la Tradición positiva, los cuales sabían que en el momento en el que el mundo diera el salto a la era del “plástico” el mundo espiritual entraría en la más profunda oscuridad.
Estos sabían que cuando ello ocurriera las ideas socialistas tan defendidas por sus rivales de la Tradición diabólica, entrarían en las almas de las masas como un cuchillo en mantequilla derretida.
Así es que siendo la época de más facilidades y confortabilidad hemos entrado en el momento culminante de las Potencias de la Materia y su dominio diabólico de la humanidad.