Siento no ser parte de los entusiastas de la nuevas monedas, supuestamente libertarias o anarco-capitalistas.
Por mucho que parezca buena idea – y tiene cosas bastante buenas –, la aparición de las mismas, en especial Bitcoin, no es más que un síntoma de que nos acercamos a fin de ciclo, o sea, al momento en el que los Estados tomarán control casi completo – eventualmente completo – de las sociedades.
¿Creen ustedes que Menger aceptaría estas criptodivisas como “geld”?
Yo tengo mis serias dudas.
Bitcoin y Nuevo Orden Mundial
Cierto es que Bitcoin, por ejemplo, nace de la iniciativa privada (aunque a veces no estoy tan seguro), pero esto no quiera decir que no pueda ser utilizada en el futuro por los Estados para la consecución del sueño socialista-estatólatra: la construcción de una moneda única mundial electrónica, o lo que yo llamo la Marca de la Bestia, ya saben, nadie podrá comprar y vender, salvo el que lleve la marca..” Apocalipsis 13-16,17.
En principio Bitcoin puede estar bien.
Es un método para salirse de las redes de los Estados y sus monopolios monetarios – a través de sus apéndices, los bancos.
Se idea un sistema de “minar” bitcoins de manera laboriosa, al igual que supondría sacar oro de las minas.
Se asegura que nadie tiene el poder de “copiar” o “imprimir” bitcoins, tal y como lo hacen los gobiernos con sus monedas, y ya está, ya tenemos un sistema monetario privado internacional, incluso mejor que el oro, ya que con este, podremos hacer transacciones con cualquier rincón del mundo con solo tener unos bits de información digital.
Por lo tanto, en teoría, tenemos algo mejor que el oro, el cual, después de todo, hay que cargar, guardar, vigilar, etcétera.
Los bitcoins solo habrá que “vigilarlos” en sus fortalezas online.
Lo que ocurre es que la vieja guardia libertaria siempre tendremos desconfianza de algo así.
Por sí solo está bien, y sin embargo, no le vemos muchas más fiabilidad que cualquier sistema fiat de papel tanto público como privado, en el cual nos “aseguren” que el valor de dicho activo no se va a devaluar, es decir imprimir.
Que es otra forma de llamar al robo. Porque de eso se trata con lo que hacen todos los gobiernos y emisores de papel privado y tramas varias cuando emiten e “imprimen” papel: robar.
Evidentemente, nadie puede imprimir el oro. El oro es el que es. O tienes o no tienes. O lo palpas o puedes preocuparte.
Los bitcoins no los puedes palpar.
Están en el ciberespacio.
¿Cómo sabes que no los pueden devaluar?
¿Cómo sabes que alguien con una supercomputadora más poderosa que la tuya no los pueda manipular, minar “mejor”, acceder a tus cuentas, etcétera?
Pero esto es lo de menos, pues el oro también puede ser robado en persona por aquel que tenga el ejército o grupo de matones más fuerte.
Lo que no pueden hacer es devaluarlo o copiarlo. Eso no.
De cualquier manera, tengo la sospecha de que en el fondo se esconde algo raro tras el Bitcoin.
Hace poco, los aliados de los gobiernos del mundo, los bancos, han empezado a entrar en los accionariados de las empresas relacionadas con el Bitcoin. El hecho es que eventualmente las controlarán. ¿Saben lo que eso significa?
Los grandes inventos de la gente siempre suelen tener enormes beneficios para la sociedad, lo que pasa es que el problema es que el Estado, en su afán de querer acapararlo todo, siempre acaba por controlar dichos inventos, los cuales, además, le sirven para extender sus tentáculos a todos los rincones del mundo, a medida que avanzamos hacia el final del ciclo.
Los Estados controlan las líneas férreas, los aviones y aeropuertos, los puertos, las carreteras, los fabricantes de coches, las eléctricas, etcétera. Aunque muchas de esas actividades estén en manos privadas, es el Estado el que las controla a rajatabla.
Nadie va a hacer una línea de ferrocarril sin permiso del Estado.
Nadie va a poner una TV sin permiso del Estado, nadie acabará por comprar nada sin permiso del Estado.
Ese es el fin de ciclo.
Esa es la función final del dinero electrónico.
Desgraciadamente, la buena idea de Bitcoin acabará siendo usada por aquellos que buscan el control total del Mundo y la implantación de un sistema electrónico mundial de pagos total, en lo que será la versión definitiva del Nuevo Orden Mundial.
Aunque todavía quede bastante para eso probablemente.
En esos días, el oro seguirá siendo el único dinero de los verdaderos libertarios.